No es que Inmaculada tenga un puente si no que el lunes, al encontrarse entre dos festivos, lo cogimos como fiesta y aprovechamos los tres días como una mini-vacación. Aunque lo suyo hubiese sido subir paredes a diestro y siniestro, la lesión de un miembro de la cordada hizo que nos quedaramos en tierra firme haciendo de domingueros total.
La verdad es que tampoco estuvo mal ya que las pistas forestales fueron nuestras aliadas para adentrarnos hasta algunos rincones idilicos de nuestra provincia y mostrarnos entre otros, futuros proyectos de escalada.
También visitamos una bonita fuente a la que pensamos volver en una agradable ruta de senderismo
y estuvimos en pozas a las que volveremos para bañarnos y hacer psicoblok cuando los días sean más calentitos
en fin, no escalamos pero paseamos, descubrimos rincones muy bonitos y disfrutamos de estos tres días de fiesta de otra manera distinta a la habitual aunque siempre, siempre estábamos rodeados de altas paredes (jejeje)
y esto no fué todo, hasta tuvimos tiempo de hacer nuevos amigos.
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